A medio camino entre Córdoba y Jaén, discurriendo por la campiña, se topa el viajero con Cañete de las Torres, situado entre las lomas y vaguadas sembradas de olivar y cereal. Es este un pueblo llano, sencillo, de labradores, en el que la agricultura ha venido generando riqueza a lo largo de la historia, y ha permitido que hoy este municipio se sienta orgulloso de su pasado.
Al adentrarse en Cañete, nadie puede imaginar el impulso que ha dado la cooperativa Agrícola Olivarera al pueblo, dando servicios a sus socios, hasta el punto de ser el germen de la Caja Rural Nuestra Señora del Campo de Cañete de las Torres, que a su vez ha constituido una fundación para dar beneficio a todos los cañeteros.
Amplias instalaciones, mejores dependencias y un nuevo lugar donde ir construyendo la nueva almazara, todo ello es el fruto que, generación tras generación, ha venido dando el esfuerzo de los ochocientos socios cooperativistas, que se sienten orgullosos de ese trabajo bien hecho.
Las instalaciones de la calle Molino del pueblo han dado mucho de sí y todavía conservan el sabor de aquella primera almazara que construyeron los primeros socios allá por los años cincuenta: el patio, las naves, los edificios... Pero los comienzos son siempre difíciles. Fue el 20 de octubre de 1948 cuando veintisiete socios, bajo la presidencia de Pedro Juan Manrique Huertas, decidieron fundar la cooperativa, que el primer año vendió en común todas las aceitunas, cuya cosecha ascendió a 243.763 kilos, nada comparados con los 7.408.760 kgs de la campaña 2005/06 y los 18.000.000 kgs de media, lo que da idea del progreso del olivar y la cooperativa en este municipio. La molienda de la campaña 1949/50 fue a maquila, en la 1950/51 se arrendó la fabrica aceitera “Santa Ana” y hubo que esperar a 1951 para que se construyera la actual almazara...
En 1962 se fundó la sección de crédito que dio lugar a la Caja Rural Nuestra Señora del Campo, que con el cambio de la ley de cooperativas de crédito permaneció como una entidad financiera independiente, y hoy copa la vida económica del municipio, puesto que prácticamente todo el pueblo opera con esta caja que cuenta con dos oficinas.
Además, la Caja Rural ha sido el germen de la Fundación Caja Rural de Cañete de las Torres que realiza actividades en beneficio del pueblo, desde actividades con los socios cooperativistas, hasta espectáculos culturales, pasando por la promoción de investigaciones como la recuperación del cultivo del garbanzo cañetero.
Dependencias
Las instalaciones de la calle del Molino cuentan con 4.969 m2, y cuentan con un gran patio central. En torno a él se encuentra la almazara, que tiene seis decántes con capacidad diaria de molturación de 400.000 kgs de aceituna. En la bodega existen 80 depósitos con una cabida de almacenamiento de 3.700t. Además, aquí se encuentra el almacén de suministros y las oficinas de la Cooperativa, que están contiguas a las de la oficina de la Caja Rural y el noble salón de actos. También en este lugar hay una pequeña sala que se usa para diferentes cursos de formación que se imparten en la cooperativa, en donde también se puede ver un aparato, grande, que no es más que una de las primeras calculadoras, predecesora dela microelectrónica actual.
Las ocho líneas de recepción de aceituna se encuentran en una parcela de 18.000 m2 junto al polígono industrial “Los Ruedos” de Cañete.
Este año se ha acometido una inversión para sustituir las dos calderas de orujillo por una sola con capacidad de 1.500.000 kilocalorías por hora.
Esta cooperativa lleva tres años prestando servicio a sus socios en la comercialización de sus cereales y oleaginosas. Para este año, la Delegación de Agricultura ha arrendado las dependencias del silo ubicado a la entrada de la localidad.